06 diciembre 2025

La comezón del séptimo año.

La Comezón del Séptimo Año: Del 'Enamoramiento' al Desencanto. 

En el aniversario de la 'Transformación', la metáfora popular sobre la crisis de pareja a largo plazo ilustra el punto de inflexión del movimiento político que hoy celebra siete años en el poder. La fatiga social exige ahora eficacia gubernamental.

Hoy, mientras el movimiento que impulsó Morena conmemora un nuevo aniversario, el séptimo en el poder, una antigua expresión popular resuena con particular fuerza en el ambiente político mexicano: La comezón del séptimo año.

M. Monroe en La Comezón del Séptimo Año.
Derechos Reservados. Crédito: 20th Century-Fox 

Originalmente popularizada por la comedia de 1955 de Billy Wilder, The Seven Year Itch, protagonizada como película por Marilyn Monroe, la frase describe la creencia de que las parejas, tras un periodo de convivencia, experimentan una crisis de monotonía, desencanto y la tentación de buscar la novedad fuera de la relación. 

Este punto de inflexión, que exige un esfuerzo consciente para renovar el compromiso, se convierte hoy en una analogía política para analizar el estado emocional de la sociedad mexicana con el proyecto que inició en diciembre de 2018. 

La comezón del séptimo año surgió del consultorio psiquiátrico en la obra de teatro homónima de George Axelrod (1952), donde se mencionaba la tendencia de los hombres casados a buscar la infidelidad tras siete años de rutina. La película inmortalizó la crisis: el entusiasmo y la pasión inicial dan paso al tedio, y el compromiso se pone a prueba.

En México, el equivalente a la "luna de miel" fue la avasalladora victoria de 2018. El movimiento prometió una "transformación" radical y genuina, generando una ola de esperanza e identificación sin precedentes. 

La relación entre la base social y el nuevo gobierno nació bajo un aura de fe casi incondicional, basada en el carisma de un líder y un diagnóstico claro: la corrupción era el enemigo a vencer. Durante los primeros años, desde el electorado disculpamos los errores iniciales y los tropiezos de implementación, imbuido en la mística de que "el cambio va".

Sin embargo, siete años después, se ha entrado en la etapa de la rutina, de la falta de claridad. Los grandes problemas estructurales del país, como la violencia persistente, la falta de consolidación en el sistema de salud y la incertidumbre económica para las clases medias, se mantienen o, en algunos casos, se han exacerbado. La ciudadanía, que en el primer ciclo se conformó con el discurso del cambio, ahora exige el resultado del cambio. 


Considero que la analogía del desgaste político en este "séptimo año" se manifiesta en tres planos:

  1. La Fatiga del Discurso: El discurso constante de la "lucha contra los conservadores" o el señalamiento diario de los errores pasados, que al principio unía a los fieles, empieza a sentirse como una rutina agotadora. En el contexto de un sexenio ya superado y un nuevo liderazgo en marcha, la ciudadanía anhela que la energía se centre menos en el pasado y en la justificación ideológica, y más en la solución tangible de los problemas cotidianos. El mensaje ha perdido su novedad, generando una "acostumbramiento" que diluye su poder movilizador.

  2. Las Expectativas No Cumplidas (La Desilusión): Así como en la pareja donde los defectos de la otra persona se vuelven insoportables, en la gestión pública, la persistencia de problemas crónicos —especialmente la inseguridad y la violencia— actúa como el mayor factor de desencanto. Las promesas de un "cambio verdadero" se estrellan contra la realidad de las estadísticas. El electorado, que votó por la paz, hoy se siente vulnerable. Esto genera una erosión silenciosa en el capital político, especialmente en aquellos segmentos que no son beneficiarios directos de los programas sociales.

  3. La Tentación de la "Infidelidad Electoral": El electorado, fatigado por el desgaste, empieza a "coquetear" con otras opciones. Se levantan en el horizonte Alessandra de la Vega, Ricardo Salinas, más Grecia Quiroz y los sombreros. Esto significa un voto distinto a la Oposición tradicional. Una búsqueda de un nuevo rostro, un nuevo liderazgo (lo que impulsó el proceso de sucesión al interior de Morena) o, más peligrosamente, la abstención, que es la forma más clara de "romper" la relación con el sistema político. La base de apoyo original (los "enamorados") se pregunta: ¿Esto es todo? ¿Las cosas mejoraron de verdad para mí?

El aniversario de este 6 de diciembre en el Zócalo encuentra al movimiento ya inmerso en un proceso de transición, con la figura de Sheinbaum buscando consolidar su propio mandato frente a la vigilancia (sin pruebas pero sin dudas) desde Palenque.

Su gran desafío de su Gobierno es reencender la llama y convencer a la base social de que la "Transformación" no ha terminado, sino que está entrando en una nueva fase de consolidación. La nueva administración no puede depender únicamente de la legitimidad histórica del 2018. 

Debe ofrecer una eficiencia pragmática en los rubros donde el desencanto es mayor, como la seguridad, la salud y el mejoramiento de la economía local. El legado del pasado ya no es suficiente; se requiere una visión de futuro creíble.

La comezón del séptimo año en el oficialismo no es un mito; es el punto donde la mística y el carisma deben ser respaldados por la gestión de resultados

Es un recordatorio de que en la política, como en el matrimonio, la pasión sin un esfuerzo constante y concreto para mejorar la vida de quienes forman parte de la relación no es sostenible a largo plazo. 

Con Marylin en la memoria apuntemos que el futuro dependerá de si se logra convencer a México de que vale la pena renovar el voto de confianza en el porvenir.

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6 de diciembre de 2025

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