La reciente adopción del lema “Patria, Familia y Libertad” por parte del Partido Acción Nacional (PAN) ha generado un intenso debate que trasciende el mero eslogan de campaña. Este cambio, que sustituye la mención explícita a “Dios” por el concepto de “Familia”, no es un hecho aislado ni carente de historia. Representa la culminación de un largo proceso de evolución estratégica dentro de la derecha política mexicana, cuyas raíces se remontan a los primeros años del siglo XX. Para comprender su profundidad, es necesario rastrear su genealogía desde el olvidado Partido Católico Nacional (PCN) de 1911, pasar por la fundación del PAN en 1939 y observar su resonancia en movimientos internacionales como el fascismo de Benito Mussolini, cuyo juego retórico ofrece un revelador contraste comparativo.
El Partido Católico Nacional (PCN) y su Lucha por la Fe Pública
En el México posrevolucionario, antes incluso de la Constitución de 1917, un grupo de intelectuales y activistas católicos, liderados por hombres como Miguel Palomar y Vizcarra y el padre Jesús C. G. Quijano, fundó en 1911 el Partido Católico Nacional (PCN). Su objetivo era contrarrestar la creciente ola de anticlericalismo y secularización impulsada por el gobierno de Francisco I. Madero y, posteriormente, por Venustiano Carranza.
El PCN, aunque de vida corta (se disolvió hacia 1913), estableció un precedente crucial: fue el primer esfuerzo orgánico por constituir un partido político moderno con base en la doctrina social de la Iglesia católica. Su ideario puede considerarse la primera encarnación política de la tríada “Dios, Patria y Libertad” en México. Para el PCN:
· “Dios” era el principio rector de la vida pública y privada, la base para restaurar el orden moral de la nación.
· “Patria” representaba una México cuya identidad y leyes debían estar impregnadas de catolicismo.
· “Libertad” se entendía, primordialmente, como la libertad de la Iglesia para ejercer su ministerio y su influencia en la sociedad, amenazada por las Leyes de Reforma y el nuevo orden liberal.
El PCN fracasó como proyecto electoral, pero su espíritu y su batalla ideológica serían retomados dos décadas después.
Del PCN al PAN y la Sombra Cristera
Al fundarse el PAN en 1939, sus fundadores, como Manuel Gómez Morín y Efraín González Luna, bebieron de las fuentes del activismo católico previo, incluyendo la experiencia del PCN y el reciente trauma de la Guerra Cristera (1926-1929). El lema “Dios, Patria y Libertad”, gritado por los cristeros, fue adoptado tácita o explícitamente como una seña de identidad.
Sin embargo, el PAN no fue una simple reencarnación del PCN. Mientras el PCN era abiertamente confesional y buscaba un Estado confesional, el PAN, bajo el “humanismo cristiano” de González Luna, propuso una visión más sofisticada: no un Estado confesional, pero sí un Estado cuyas leyes estuvieran inspiradas en los principios de la ley natural cristiana. El lema, por tanto, se mantuvo como un pilar ideológico, definiendo al PAN como el partido opositor al laicismo revolucionario del PRI.
El giro hacia “Patria, Familia y Libertad”
El triunfo de Vicente Fox en el 2000 marcó el punto de inflexión que llevaría décadas después al cambio de lema. Para ganar y gobernar un país plural, el PAN necesitó moderar su imagen confesional. “Patria, Familia y Libertad” es la culminación de esta modernización estratégica.
Al reemplazar “Dios” con “Familia”, el PAN realiza un movimiento crucial:
1. Secularización y Ampliación del Electorado: “Familia” es un valor transversal, no exclusivamente religioso. Permite al partido conectar con conservadores no católicos y con cualquier persona que se identifique con la defensa de esta institución, sin la carga dogmática de “Dios”.
2. Continuidad Ideológica Pragmática: La “Familia” que el PAN promueve es, en la práctica, el vehículo principal de la doctrina social católica en la esfera pública. Las batallas culturales se libran ahora bajo la bandera de la defensa de la “familia natural”. Es un cambio formal para mantener una agenda arraigada en valores religiosos.
3. Reordenamiento de Prioridades: Al poner “Patria” en primer lugar, el partido enfatiza el nacionalismo y la unidad, temas potentes en el clima político actual.
La Resonancia con la Retórica de Mussolini
Si bien el régimen de Benito Mussolini (1922-1943) no utilizó un lema idéntico, su retórica muestra un patrón conceptual similar en la construcción de un proyecto nacionalista y autoritario. El fascismo italiano exaltó la Patria con un nacionalismo exacerbado y un culto al Estado. Promovió la Familia tradicional como célula reproductora de la nación, incentivando la natalidad con políticas explícitas. Finalmente, tras los Pactos de Letrán de 1929, Mussolini incorporó estratégicamente a “Dios” y a la Iglesia Católica como pilares de la italianidad, instrumentalizando la fe para legitimar su régimen.
La secuencia conceptual es análoga, aunque los fines son distintos: tanto el PAN histórico como el régimen fascista entendieron el poder movilizador de fusionar la lealtad nacional, la institución familiar y la simbolización religiosa. La diferencia fundamental radica en que el PAN, en un marco democrático, subordina estos conceptos a la libertad individual, mientras que el fascismo los subordinaba al Estado totalitario.
La Larga Marcha de un Lema
El cambio del PAN de “Dios, Patria y Libertad” a “Patria, Familia y Libertad” no es un simple giro de mercadotecnia. Es el punto final de una larga marcha que comenzó con el Partido Católico Nacional en 1911: la transición de un proyecto político abiertamente confesional a uno de “valores conservadores” seculares.
Al observar esta evolución desde el PCN de 1911, se entiende que el nuevo lema no renuncia a la herencia católica, sino que la reformula para un nuevo siglo. Es la misma batalla cultural, librada ahora con un léxico diseñado para una sociedad formalmente laica, demostrando una vez más que en política, los significantes evolucionan, pero los significados profundos suelen persistir, adaptándose para sobrevivir.
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